lunes, 27 de enero de 2014

El porfiriato

La mecánica política del porfiriato

El periodo de nuestra historia que se identifica con el general Porfirio Díaz, y que por lo mismo se llama frecuentemente Porfiriato, va del año de 1876, cuando Díaz triunfa con el Plan de Tuxtepec y se convierte por primera vez en presidente de la república en 1877, hasta el de 1911, cuando el general abandona el país y se exilia en Francia.
Se trata de una época muy interesante y contradictoria. Por un lado, la nación por fin se pacificó y la gente se pudo poner a trabajar. Gracias a los capitales que llegaron de otros países, sobre todo de los Estados Unidos, Francia e Inglaterra, se desarrollaron muchas ramas de la economía. Se construyó un gran sistema ferrocarrilero, que tenía su centro en la ciudad de México y que comunicaba muchas de las más importantes ciudades. Al mismo tiempo, ese moderno medio de transportación alentó el desarrollo de la minería, que había sido el eje de la economía colonial y en la cual se habían fincado de nuevo grandes esperanzas.
Al mismo tiempo se fundaron muchos bancos, algunos con oficinas en toda la república, como el Nacional de México y el de Londres y México, y otros de carácter regional o estatal, como el de San Luis Potosí, el de Zacatecas y el de Aguascalientes. Esos bancos, al favorecer el ahorro y el crédito, contribuyeron a modernizar la economía.
Lo criticable, sin embargo, es que esos y otros muchos progresos se dieron junto con la degradación de la vida política y la burla de la voluntad de los ciudadanos. Don Porfirio y sus hombres se erigieron en los dueños del país y en los únicos intérpretes posibles de su voluntad. La vida democrática perdió su sustancia y se convirtió en una serie de formulismos sin ningún interés para los ciudadanos. A los cargos más importantes sólo tuvieron acceso los amigos e incondicionales del general Díaz. Él nombraba gobernadores de los estados, ministros para la Suprema Corte de Justicia, y diputados y senadores para el Congreso de la Unión.
Además, el desarrollo económico no resultó benéfico para todos. Al lado de los grandes magnates, que con la ayuda de los políticos creaban fábricas e inundaban los mercados de productos novedosos, estaban los trabajadores, que a cambio de jornadas de 12 o más horas al día recibían salarios miserables, con los que no podían dar a sus familias lo más indispensable ni educar a sus hijos. En el campo, la situación de los peones era tal vez peor. Las grandes haciendas acaparaban las mejores tierras y el agua. El trabajo de los campesinos muchas veces ni siquiera era pagado con dinero en efectivo, sino con raciones de maíz que apenas garantizaban su sobrevivencia.
Los que se atrevían a protestar eran encarcelados y muchas veces deportados a las plantaciones del sureste, en donde se encontraban con condiciones de trabajo aún más duras y, muchas veces, con la muerte. La gente no tenía posibilidades de organizarse ni de publicar periódicos con ideas diferentes a las del gobierno. Las elecciones se llevaban a cabo periódicamente, pero siempre triunfaban los candidatos oficiales. Eso era muy importante para el régimen, porque al mismo tiempo que se respetaban las formas se garantizaba la imposición de la voluntad del general Díaz.
Los políticos que controlaron el estado de Aguascalientes durante el Porfiriato formaban un grupo muy bien identificado y compacto, a cuya cabeza estaban Francisco Gómez Hornedo, Alejandro Vázquez del Mercado, Miguel Guinchard, Rafael Arellano y Carlos Sagredo, gobernadores todos ellos. Después venían algunos personajes que ocuparon posiciones menos importantes, como los licenciados Alberto M. Dávalos y Fernando Cruz, y los médicos Jesús Díaz de León, Manuel Gómez Portugal, Carlos M. López e Ignacio Marín, que fueron varias veces diputados y que periódicamente se repartían los cargos públicos de mayor importancia en el estado. Gómez Portugal, por ejemplo, era el director perpetuo del Hospital Hidalgo, de la misma manera que Ignacio Marín lo fue del Instituto de Ciencias.
El indiscutido jefe local del porfirismo era Gómez Hornedo, que al triunfo de la revolución de Tuxtepec se convirtió de inmediato en gobernador del estado. Durante su gestión, que abarcó los años de 1877 a 1879, procuró el saneamiento de las finanzas públicas, la construcción del Salón de Exposiciones, la apertura del Liceo de Niñas y la reunificación del partido liberal, terreno en el que cosechó muchos éxitos, lo que le valió erigirse en la primera figura política de la localidad.
Le sucedió Miguel Guinchard, un simpático personaje que contaba con la confianza del doctor Ignacio T. Chávez, que desde su cargo de senador de la república seguía ejerciendo una gran influencia en la vida política local. Por razones de salud, sin embargo, Guinchard renunció al cargo en mayo de 1881, por lo que debieron celebrarse elecciones extraordinarias. 




Economía durante el porfiriato 

Si bien el gobierno de Díaz no permitió la libre expresión de los mexicanos ni su participación en los asuntos políticos, durante el Porfiriato hubo importantes logros en la economía nacional.

Inmediatamente se puso en práctica el lema de “poca política y mucha administración”, de tal manera que en tan sólo diez años se logró equilibrar el presupuesto del gobierno, es decir, nivelar lo que gastaba con lo que recibía. Para conseguirlo se controlaron estrictamente los gastos, se mejoró el cobro de los impuestos, se buscaron inversiones del extranjero y aumentaron las exportaciones de los productos mexicanos.

En los últimos once años del Porfiriato el gobierno logró reunir una reserva de 86 millones de pesos, cantidad con la que nunca antes se había contado. Con ese dinero se realizaron importantes obras en las principales ciudades del país, aunque no se invirtió en cosas que beneficiaran a toda la población.

El desarrollo económico que hubo durante esa época fue posible, en gran medida, gracias al aumento y mejora de las vías ferroviarias.

Al iniciar el gobierno de Díaz en México existían 5 731 km de vías de ferrocarril y al finalizar 19 289 km, casi 4 veces más. Su construcción fue muy importante porque los productos pudieron transportarse con mayor facilidad, los viajes fueron más rápidos y muchos lugares del país quedaron comunicados entre sí, sobre todo los centros mineros e industriales.

También se mejoraron los puertos para que aumentara el intercambio de productos con Europa, Asia y Estados Unidos; se construyeron plantas hidroeléctricas y aumentaron las estaciones de correos y telégrafos. Al mejorar las vías de comunicación prosperó la economía del país, aunque sólo unos cuantos se beneficiaron con ello. 




 Sociedad durante el Porfiriato 


 A pesar de que en el país existían “orden y progreso”, la desigualdad social era alarmante. 

Mientras la mayor parte de la riqueza estaba concentrada en unas cuantas familias, millones de mexicanos vivían en la más absoluta pobreza. 
La clase media estaba formada por abogados, maestros, pequeños y medianos propietarios, funcionarios menores de gobierno, médicos y otros profesionales que deseaban mejorar social y económicamente. 

En 1910, al finalizar el Porfiriato, la población mexicana era de 15 millones de habitantes. Una tercera parte de ella estaba formada por indígenas muy pobres e incultos, habían poco más de 5 millones de mestizos dedicados a muy diversos oficios y el resto eran extranjeros que habían venido a México para trabajar, invertir o simplemente a vivir aquí. 

La mayor parte de los mexicanos vivía en las zonas rurales. En las principales ciudades del país se establecieron las familias más poderosas, la clase media y la población rural que había emigrado en busca de mejores condiciones de vida. 

En el centro de las ciudades comenzaron a construirse modernas casas y edificios que imitaban los estilos que estaban de moda en Europa y que todavía pueden observarse en las colonias Juárez y Roma, en la Ciudad de México. 

En las orillas de las ciudades surgieron los barrios populares plagados de vecindades y comercios. En ellos no existían servicios públicos. 

En aquella época el gusto por la moda francesa era sinónimo de buen gusto y elegancia. La ropa, costumbres, música y alimentos de las clases acomodadas tenían una marcada influencia europea. 

Por el contrario, el resto de la sociedad conservaba las tradiciones mexicanas y las enriquecía constantemente. 




Educación y cultura

EDUCACION: 


En las escuelas del Porfiriato, la variable fundamental para el cumplimiento de los programas la constituía el Maestro.

De acuerdo a los propósitos de los políticos porfirianos, la inspección y la capacitación de los docentes constituía la garantía del programa.

En el período de referencia, la creación de escuelas normales fue producto de los Congresos de Instrucción de 1890, históricamente la Escuela Normal de Profesores resultó de la conversión de una preparatoria para mujeres que funcionaba en la capital; en esta misma ciudad en 1887 el Gobierno Federal inauguró la Escuela Nacional de Profesores. En la fundación de estas instituciones y de la mayoría del interior de la República, fue clara la influencia del modelo de escuela normalista norteamericana; tan fue así que los programas de las escuelas normales eran revisados frecuentemente para mantenerlos al día con la pedagogía del momento en Europa y Estados Unidos y para estudiar con mayor detalle los aspectos prácticos de la enseñanza en sí misma. durante el período de fundación de escuelas normales que abarcó las dos últimas décadas del siglo de referencia, varios gobiernos estatales enviarían a maestros mexicanos a perfeccionarse a escuelas normales norteamericanas. Hacia el final del Porfiriato, algunas escuelas normales contribuyeron en la tarea de crítica hacia la dictadura.

La Educación Preparatoria: la preparatoria constituyó la institución ejemplar del Porfiriato que procuró su establecimiento en todos los Estados, las preparatorias al igual que los liceos mejoraron sus contenidos y sus instrumentaciones didácticas fundadas en las ciencias físicas y naturales.

La Educación Normal: en el proceso de la fundación de las escuelas se observó la influencia de las instituciones normalistas norteamericanas, tanto en su curriculum como en su administración, todo ello en razón de que los pedagogos mexicanos recibieron importante formación en aquel país.

El programa del desarrollo de las facultades que se trató de implantar en México, tropezó además de la insuficiencia de los presupuestos educativos de algunos Estados, con una realidad de tres siglos de lastre colonial y con una lealtad de las masas hacia la Iglesia, que se trató de transformar en lealtad hacia el Estado.

SOCIEDAD Y CULTURA:

Se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública, lo que permitió que se educaran más niños; cada vez más gente pudo seguir estudios superiores y así se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México. 

Se multiplicaron los caminos, puentes, edificios y escuelas. Los teatros presentaban compañías y actores europeos, y pronto el cinematógrafo fue conocido en todo el país. 

La paz porfiriana fue provechosa para la cultura. Se avanzó en las ciencias, las artes y la técnica. Se fundaron academias, teatros, museos y asociaciones artísticas y científicas. Como en Europa y el resto de América, hubo una profunda influencia de la cultura francesa que puede apreciarse en la mayoría de los edificios y los monumentos de la época.

Quienes tenían acceso ala educación?
 La Educación durante el Porfiriato. 
1. La situación de la instrucción del indio y de la escuela rural.
En la época del Porfiriato solo los grupos más acomodados tenían acceso a al educación y a la cultura. La demás gente de otras clases sociales como por ejemplo: campesinos, obreros y la gente más pobre, carecían de recursos para asistir a la escuela. Esto permitió que el analfabetismo creciera a grandes porcentajes en México debido a que solo la pequeña parte de la población pertenecía a grupos acomodados.El olvido de la educación rural provenía del desprecio con que los liberales y positivistas veían al indio. Hasta principios del presente siglo aumento el interés por educar al indio, como medio de integrarlo a la sociedad ya que el desarrollo de México tendría que basarse en su propia población.En el Porfiriato los estados contaban con escuelas de tercera clase, que eran las escuelas a las que iban personas de bajo nivel socioeconómico, escuelas mixtas, a donde podían asistir hombres y mujeres a recibir educación y por ultimo las escuelas de dos turnos, que podían ser turno matutino o vespertino.

cultura:

la cultura en el Porfiriato se dividió en dos partes generales, la primera fue con tendencias liberales ya que en México se había sometido por Porfirio Diaz, la segunda fue mas que nada influencia extranjera, pero principalmente la francesa ya que en aquellos momentos Francia estaba teniendo un gran auge, siendo el modelo a seguir de muchos países, esto hacia que la mayoría de textos que se leyeran en México fueran Franceses, haciendo esto que las expresiones mexicanas fueran muy diferentes



Fuentes de información: